Viernes de Quincena y Juventud
La adolescencia es una etapa de la vida en la que el ser humano quiere ganar su independencia. Se caracteriza por la rebeldía. El joven o la joven. Se puede sentir incomprendido y lleno de enojo sin saber por qué. Es una etapa muy difícil. Tanto para quien la vive, como para los padres. Regularmente coincide con etapas en la vida de los padres iguales de difíciles. Si se juntan la menopausia o andropausia de los padres con la bomba de hormonas de la adolescencia el resultado puede ser impredecible.
Todo esto viene a cuento por muchas razones. En la ultima semana leí sobre el joven que hace unos meses por evadir un reten del alcoholímetro atropelló y mato a un policía. La noticia fue sobre los 22 años que recibió de condena y la alta indemnización que fue obligado a pagar. Sin duda una malísima noticia para la familia. Todo ocurrió en un día como hoy donde se juntaron varios factores. Viernes, alcohol, juventud y volante. Mala combinación. Mucho se ha dicho y escrito al respecto y los resultados siguen siendo malos. Este joven podrá tener entre 22 ó 23 años y los próximos 22 los pasará en un lugar que nadie queremos: la cárcel. Estoy seguro de que esos no eran sus planes.
Algo que al principio parece muy fácil y sin importancia, hasta suena divertido: pasarse un alto y escapar de la ley. Evitar una multa podría parecerlo y además como anécdota en una fiesta con los cuates hasta heroico. Este no fue el caso, y todo lo que podía salir mal salió mal. Lo peor de todo es que casi puedo garantizar es que tenia Seguro. Pero este no pudo operar, porque poca gente sabe que una de las exclusiones claras del Seguro de Auto son manejar en Estado de Ebriedad o bajo el influjo de las drogas. Es algo que he comentado en diferentes lugares y no veo que tenga ningún impacto.
El asunto me preocupa de sobremanera por varias razones. Tengo dos hijos que algún día no muy lejano serán adolescentes, más de 20 sobrinos que hoy se encuentran en esa etapa y también muchos amigos en edad entre 20 y 25 años son mis compañeros de la universidad. No he encontrado una manera efectiva para que puedan recapacitar al respecto de la importancia del asunto. De la gran responsabilidad que implica sentarse detrás de un volante. Siempre escucho es que tengo Seguro y con una lana se arregla todo. Ya vimos en el ejemplo anterior que no necesariamente sucede así.
Un policía murió, sus hijos se quedaron sin padre. Un joven cambió radicalmente de vida y todos los planes que tenía tuvieron que cambiar. Todo eso no pasó en más de 5 minutos. El joven decidió aprender por el lado más feo de la vida y todo sucedió tan rápido y ya ha pasado tanto tiempo que hoy les aseguro todavía no termina de comprender qué paso. Mucho menos logra explicarse por qué lo hizo.
Siempre he sido de la idea de no concientizar sobre la previsión y la prevención por medio del miedo. Pero no me ha sido posible pasar este tema por alto. Los hechos resultaron tan importantes para mí que me dedico en cierta forma a tocar vidas, que no quise dejarlo pasar, elegí platicártelo, reflexionar contigo. Decirte que estas cosas suceden y que son reales y que si escritas pueden resultar impactantes en la vida real pueden serlo más. Si tu que me lees eres un joven sólo te digo una cosa: No hagas pendejadas que luego salen caras y que sólo se pagan con la vida, la salud o la libertad.
Si tú el que me lees eres padre, sólo te digo que te tomes el tiempo de reflexionar con tus hijos sobre el tema de hablar sobre ello. Son cosas que suceden. Tomate el tiempo de prevenir lo más que puedas. Moralmente también somos responsables al dejar pasar el asunto sin hacer nada. Por favor perdonen si se sienten ofendidos. No es mi intención hacerlo. Prefiero pedir disculpas aquí por una mala palabra o por un tono fuerte, que después arrepentirme de saber que pude habértelo dicho y no lo hice. Que yo sabia algo y por flojera no me tome el tiempo de decírtelo y avisártelo. Tómalo en cuenta.
Creo que el asunto es mi responsabilidad decírtelo. Un Seguro te puede proteger por tantas cosas imprevistas pero de otras no. Hagamos algo sobre lo que se encuentra dentro de lo que si podemos hacer. Por favor deja tus comentarios y opiniones al respecto. Este Post también esta inspirado por las leyes que quieren regresar a que los Antros abran hasta las 5 de la mañana. Por favor comencemos a expresarnos. Hay tantas cosas en riesgo que es momento de hacer algo. Es momento de aprender de cabeza ajena. No es un juego. ADIOS.
Esa noticias hizo mella en mi… me indignó e impactó al mismo tiempo, ¿que rayos le cruzó por la cabeza a ese chavo?, lo que pudo ser un incidente menor, se convirtió en toda una tragedia; de verdad que el alcohol te atonta (por no decir otra cosa)… y en serio.
No sé que es lo que tiene que pasar para que tanto padres como jóvenes aprendamos a ser responsables… a veces ni ver este tipo de cosas hace que la gente cambie… el clásico "a mi no me va a pasar" todavía es un fuerte defecto de ésta sociedad…., pero que bien que lo saques a relucir, pues es una forma de crear conciencia, de alguna u otra forma creo que es un granito de arena…
Y creo que mucho de lo que pasa tiene que ver en cómo tus padres te eduquen… pues no importa (tanto) a que horas cierren los antros, si uno no cambia y se concientiza, la hora será lo de menos, pues de todos modos te alcoholizarás en vez de a las 4 a.m. a las 12.p.m. no?
Es un tema espinoso, y creo que habrá muchísimas opiniones al respecto, pero a pesar de todas ellas, creo que lo que debemos tener en cuenta en todas ellas, es que la cosa es de responsabilidad y civilidad. Si yo quiero fregar mi vida será muy mi decisión, pero las cosas cambian cuando entran 3ros en juego; los seguros (como bien dices) nos ayudan con algunos aspectos, pero otros correrán por nuestra cuenta, nos guste o no.
Bien, me despido deseándote buen descanso este fin.
sinceros saludos de,
.Sandrîne.
Sin duda una forma de reeducarnos es dejar de celebrar a quienes rompen las leyes de cualquier tipo como héroes. No estoy del lado de la policía -tristemente se han ganado más el miedo que el respeto ciudadano- pero tampoco considero válido felicitar a quien es irresponsable y, además, incapaz de hacer conciencia de sus actos.
Tristísimo tema por donde se vea.
Besos,
Simone
Sandrine,
Que bueno que tenemos de nuevo por aca con tus comentarios.Sobre el asunto de que pudo ser un incidente menor intento inaginar qué hubiera pasado si decide esperar el alcoholimentro: 36 Hooras de arresto o 72, no lo sé. Sólo sé que hubieran sido mucho menos que las que actualmente tiene sobre él.
He intentado pensar qué paso por su cabeza justo antes de tomar la decisión de hacaerlo. No lo sé pero creo que fue un poco la prisa, el miedo no lo sé. No intento juzgarlo porque a final de cuentas él es el que tiene las consecuencias de ese acto. Lo quw intento es ntenderlo un poco como para ver cómo podemos evitar que pase de nuevo.
Simone,
Gracias de nuevo por tus aportaciones. Sobre lo de policia creo que influye un poco para sentir esa presión. Pero al final de día las leyes al respecto son claras. Las personas debemos aprender a saber que lo que todo lo que hacemos tiene consecuencias y ser responsables de nustros actos. Finalmente este caso concluyo mal para todos. Ojala pueda servirnos de algo.
Saludos y gracias.
Eloy.
Te mando un artículo que publiqué hace tiempo en honor al tema y al rediseño del sitio ¡Maravilloso!
Juventud, Divino (y Caro) Tesoro
Viernes 6pm. Centro Comercial de la Ciudad de México. Caso real: Una niña de 13 años espera a que pasen por ella. Vestida al último grito de la moda, totalmente Abercrombie & Fitch, bolsa Louis Vuitton “Monogram Denim” ($12,100), sandalias a juego ($4,400), reloj Montblanc “Profile (in pink)” ($12,320), celular Moto-Razr V3 ($2,750). Llega un coche por ella, Lincoln Navigator ($715,000), el chofer baja a abrirle la puerta y la muñequita preciosa le ladra “¡´uta madr, p_ _ _ejo, llegaste 5 minutos tarde!” Evidentemente hay cosas que el dinero no puede comprar.
Los jóvenes de hoy están desatados. Probablemente lo mismo decían mis abuelos de la generación de mis padres y ellos de la mía, pero el horror al ver los hábitos de consumo y aspiraciones materiales de los adolescentes va más allá de la incomprensión generacional.
Aunque el ejemplo de esta niña parezca exagerado para ilustrar el punto (no lo es), ella es la regla más que la excepción de lo que se vive hoy en día: Niños, cada vez más chicos, piden (¿exigen?) de sus papas “juguetes” cada más caros y sofisticados, fuera de toda proporción a sus necesidades: bolsas de marca, automóviles de lujo, celulares, el ipod más nuevo (pues el que tienen ya está pasado de moda)… el problema no es sólo que los piden sino que los obtienen.
Quizá es hora de preguntarnos ¿De quien es culpa esta voracidad de consumo, de los hijos que demandan cosas ilógicas o de los adultos que legitimamos el deseo al hacerlo realidad? Y en pos de buscar una solución ¿Aún cuando financieramente puedo hacerlo, debo comprarles a mis hijos todo lo que piden?
Dentro de las palabras mágicas que enseñamos a los niños desde pequeños (por favor y gracias), omitimos la más importante de todas: No. No puedes comprarte eso… No es apropiado para ti… No lo necesitas…No porque ya tienes demasiado.
No se necesitan excusas, ni rudeza, ni caer en una lucha de poderes. Simplemente la firmeza para explicar que existen límites que van más allá de lo que se puede comprar, y se determinan por lo que se debe comprar.
Tal parece que nos da miedo o vergüenza educar con límites de dinero (¡qué van a pensar los vecinos!), pero hacerlo tiene ventajas van mucho más allá del presente financiero.
Los niños y jóvenes que no tienen todo al alcance de su mano, o de la tarjeta de crédito de papa, aprenden a disfrutar y apreciar más lo que poseen y, generalmente, se convierten en adultos más emprendedores, inventivos y luchones.
Los límites de dinero enseñan a los niños y adolescentes a conocerse y auto-limitarse. Si los acostumbramos a oír y acatar el No, por más difícil que esto sea, es mucho más factible que ellos lo aprendan a decir en momento más importantes, cuando el tema ya no sea pesos y centavos sino tentaciones mayores como drogas y alcohol.
Irónicamente somos los padres los que más sufrimos con los límites; establecerlos es mucho más difícil que acatarlos. Por un lado cuesta trabajo y disciplina mantenerse firmes ante lágrimas de cocodrilo y avisos de defunción inminente (¡es que me muero si no me lo compras!); y por otro, es innegable que también nos da placer poder regalar a nuestros hijos algo que realmente desean.
La clave para encontrar el balance entre lo que podemos y lo que debemos darles es no olvidar que todo lo que les regalamos tiene un costo más allá de su precio nominal: con cada prenda, cada videojuego y cada peso formamos su carácter y determinamos parte de su futuro; por lo que muchas veces el mejor regalo no es lo que les compramos, sino justamente lo que les dejamos de comprar.