La Avaricia, el peor enemigo de tu dinero y de tu paz.
Este post es parte de una serie compuesta por siete, más una introducción. Los participantes de esta serie somos los del famosos clan y participan los ocho blogs: Vivir Como Reina y Gastar como Plebeya, Cabrona y Millonaria, El Peso Nuestro, Blogylana, El pequeño Cerdo Capitalista, El Camino Amarillo, la creadora de esta idea Karla Bayly y este blog
Hay enemigos de nuestro dinero que están esperando a aparecer cuando menos lo esperas. Parece que están al acecho, como fieras en espera de su presa. Saben que a veces es cuestión de tiempo. Que vas a caer tarde o temprano. Sobre ellos parece que nadie te avisa. Hay libros incluso que son Best Sellers ( no tengo nada contra Kiyosaki) en el tema, sobre manejo dinero, o de Finanzas personales, que pareciera los fomentan. ¿Quiénes esos enemigos? Le llamaremos pecados. Pecados Capitales en Finanzas Personales, que si los cometes te pueden desterrar del paraíso financiero. No necesitas cometerlos todos. A veces con que cometas uno es suficiente para que el paraíso este fuera de tu alcance y no sepas ni cómo lo perdiste (el paraíso).
Cuando surge la idea de esta serie, elegí hablar sobre el que considero el peor pecado en el manejo del dinero: LA AVARICIA. Ya antes he hablado sobre ella (o él, porque es pecado). La avaricia pasa desapercibida, porque se esconde detrás del sano deseo de generar riqueza. De esa sana búsqueda de que tu dinero crezca. Se esconde también en esa parte de nuestro cerebro que te dice » vamos, arriesgate un poco más».
Acumular por acumular dinero es siempre una batalla perdida. ¿Por qué? Porque si ahorras debe ser con un objetivo de darte a ti o a tu familia algo mejor en algún momento. Historias al respecto hay muchas: Rico Mac Pato, Don Cangrejo ( el de Bob esponja), el Señor Burns de los Simpson, el Sr. Scrooge del tradicional Cuento de Navidad. Los vemos en mil lados pero nunca los reconocemos en nosotros. Solemos pensar que la avaricia es cosa de “ricos”. Bill-Gates, Carlos Slim, Steve Jobs y un largo etcétera. «Ellos sí son avariciosos, yo no», solemos pensar. Esa falta de reconocimiento de la avaricia en nosotros nos imposibilita a decir “aguas, creo que estoy dejándome llevar por la avaricia». No se necesita tener cuenta en las Islas Caimán o en algún Paraíso Fiscal.
Este pecado es el que puede causarte grandes pérdidas y decepciones. El objetivo de que inviertas es hacer crecer tu dinero. En esa búsqueda de crecimiento puedes perder el foco y dejarte llevar por la avaricia, que puede ser generada o detonada por la promesa de “ rendimientos espectaculares”. Es lo peor que puedes hacer. Mucha gente en otras épocas, antes del primer crack de la Bolsa en México, vendió casa para meter su dinero al banco o a la Bolsa. No conozco uno sólo que logrará su gran objetivo de volverse rico de forma fácil y que le ganará al sistema. Pero aún hubo gente que perdió hasta la camisa y otros hasta se quitaron la vida. Es cierto que debes tomar riesgos al generar mayores rendimientos. Sólo cuida que eso riesgos sean medidos, calculados y que sea algo que puedas manejar. Que sepas en qué estás basando tu decisión y que estés dispuesto a asumir una perdida en caso de que las cosas no salgan como tu esperas.
Aguas, abusado, atento, atenta la avaricia no es cosa de otros. Todos la tenemos y está dentro de nosotros. Depende de nosotros no dejarla crecer y mucho menos que nos controle. Pero en esa búsqueda de evitar la avaricia no caigas en otro pecado: La Pereza. No dejes dormir a tu dinero en sus laureles. Para saber cómo evitar caer en la pereza visita a mi amiga So en Blogylana que ella te dirá cómo es, en qué consiste y espero en cómo evitarla. ¡Aléjate del Lado Oscuro de La Fuerza!