He pasado algún tiempo hablando y escribiendo sobre las bondades de los Seguros Dotales. Para que ustedes tengan otro punto de vista que les ayude a enriquecer su criterio he invitado a un gran amigo y especialista en Finanzas Personales, articulista sobre el mismo tema en el periódico El Economista y escritor de su propio blog, para que nos hable de por qué él No es fan de este tipo de Seguros- Quiero agradecer de nuevo a Joan por estar con nosotros por segunda vez y que esté dispuesto a contribuir para que tú tengas una visión más amplia sobre el tema.
Este post está escrito por Joan Lanzagorta, de http://www.PlaneaTusFinanzas.com. Puedes contactarlo a través de su página, en twitter (@planea_finanzas) o bien en su correo electrónico contacto@planeatusfinanzas.com
Antes de empezar este artículo, quiero aclarar que lo que leerán a continuación es una opinión personal, la cual es está basada en mi experiencia pero también tiene que ver con mi situación financiera, mi personalidad y mi actitud frente al riesgo. También quiero aclarar que personalmente tengo un seguro dotal, que adquirí después de un análisis muy cuidadoso (más adelante comentaré por qué lo compré).
Los seguros dotales o “de ahorro” son instrumentos que pueden ser ideales para personas que tienen necesidades distintas a las mías, ya que entre otras bondades, ofrecen una suma garantizada pase lo que pase. Es decir, nos brindan una tranquilidad que ningún otro producto financiero puede dar.
Los más comunes son los dotales “mixtos”, es decir, aquellos que cubren tanto fallecimiento como supervivencia (si llegamos a faltar, la suma asegurada es pagada a nuestros beneficiarios, de lo contrario nos la entregan a nosotros al final del plazo que contratamos). Aunque también dotales “puros”, los cuales no cubren fallecimiento (únicamente nos indemnizan si estamos con vida al término del periodo contratado).
Los seguros dotales son productos ideales para personas que, entre otras cosas:
- No tienen disciplina para ahorrar, es decir, no podrían formar un patrimonio de otra manera.
- Tienen una meta muy bien definida y no desean arriesgarla por nada. Y tienen la posibilidad de pagar la prima que esto representa. En este sentido es importante contratar un seguro dotal en UDIs o moneda similar, para proteger la suma asegurada contra la inflación.
- Tienen una alta aversión al riesgo y prefieren tener la tranquilidad de que obtendrán al final de un periodo, un monto garantizado.
- Quieren complementar su plan de inversión y a la vez proteger a su familia.
- Además, en dado caso, algunos productos ofrecen la posibilidad de obtener un préstamo (con intereses bajos) que nos podrían ayudar en ciertas situaciones.
Pero, si tienen tantas bondades, ¿por qué no soy fan de ellos? Hay varias razones, entre las que destacan:
- Suelen ser caros. Las aseguradoras tienen gastos de adquisición más altos que otros intermediarios financieros como bancos u operadoras de fondos de inversión.
- Uno adquiere un compromiso a largo plazo, es decir, uno se “ata”. Esto no necesariamente es malo (para ahorrar a largo plazo, hay que tener compromiso), pero en un país como México desafortunadamente no podemos saber si mañana estaremos sin trabajo y no podremos seguir pagando el seguro. Con un plan de ahorro propio, en cambio, podemos ajustarnos a nuestra nueva realidad.
En este aspecto, los seguros dotales dependiendo del producto, pueden ofrecer varias alternativas, como “rescatar” el seguro (se cancela y la aseguradora nos devuelve un porcentaje de la reserva matemática que tenga constituida) o bien saldarlo o prorrogarlo (dejamos de pagar primas pero mantenemos cobertura limitada por una suma asegurada o bien un plazo menor).
Sin embargo, como los gastos de adquisición de la aseguradora no son constantes sino que se incurren en mayor medida en los primeros años de la póliza, hacer uso de estas alternativas no muy conveniente a menos que falte poco para el vencimiento del seguro (es muy caro, nos devuelven mucho menos de lo que hemos pagado a valor presente, a menos que haya pasado más de la mitad de la vigencia del seguro)
- Son poco transparentes. La prima de un seguro dotal tiene dos componentes: una parte está destinada a cubrir el riesgo de fallecimiento, y otra es el componente de ahorro, que se invierte como parte de las reservas técnicas de la compañía. Muchas veces el asegurado no conoce qué porcentaje de la prima que paga está siendo destinada al ahorro: sólo la prima total.
- Las compañías de seguros, por Ley, deben invertir sus reservas técnicas en instrumentos muy conservadores, por lo general no consistentes con el horizonte de inversión (sobre todo en dotales de largo plazo). Por lo que no pueden ofrecer sumas aseguradas garantizadas que impliquen un rendimiento sobre prima pagada interesante.
- Alguna vez analicé un seguro dotal de la siguiente manera: tomé la prima del seguro, la comparé con la prima de un seguro temporal al mismo plazo (el temporal es el que sólo cubre fallecimiento). Tomé la diferencia (la resta entre las dos primas) como la porción del segur dotal que se destina a inversión (lo cual no es muy técnicamente correcto, pero es la única forma como uno puede compararlos). Hice una simulación acerca de qué pasaría si invirtiera esa diferencia en un portafolio con un riesgo moderado, suponiendo un rendimiento real entre el 6% y el 8%. Para mi sorpresa, me salía más barato comprar un seguro temporal e invertir por mi cuenta (obviamente, con un mayor riesgo).
- Personalmente prefiero la flexibilidad de invertir mi dinero en un portafolio de inversión que esté acorde con los objetivos que estoy persiguiendo, poder tener alternativas y tener la posibilidad de obtener un rendimiento mayor, a echarme un compromiso en un seguro dotal que comprometa mi flujo de efectivo futuro por un largo tiempo.
Ahora bien, como mencioné, yo tengo un seguro dotal. ¿Por qué lo compré si no soy muy fan de ellos? Simplemente porque, al analizarlo, me di cuenta de que ese producto me garantizaba un retorno real (por arriba de la inflación) del 5% sobre la totalidad de la prima pagada (es decir, no sólo sobre la prima destinada a inversión). Garantizado.
Si alguien pregunta dónde puede comprar tal maravilla, lamento decirles que ya no es posible: ese seguro estaba mal tarificado y por lo tanto la aseguradora lo descontinuó poco después de que lo adquirí. Desde luego, la compañía por Ley está obligada a respetar las condiciones pactadas y los valores garantizados, mientras yo lo siga pagando puntualmente (lo cual es una prioridad para mi).
De hecho, esta es una de las ventajas de tener cultura financiera y saber analizar lo que uno compra. Y de tener un buen asesor de seguros (el que me vendió este producto hizo verdaderamente su chamba).