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Una gran lección de vida
Hace 7 años una asegurada nuestra inició una lucha contra el cáncer. Hoy parece que la ha perdido. Todo indica que la ultima batalla la ganó ese gran mal del siglo pasado e inicios del actual. En todo este tiempo ella le ganó muchas batallas pero él gano la guerra. Al menos eso indican los pronósticos médicos. Diariamente recibo noticias sobre su estado de salud. De las ultimas tres semanas a la fecha su salud ha empeorado de forma grave. Al escuchar esas noticias no puedo evitar que me invada una inmensa tristeza. Ella se ha vuelto una asegurada entrañable. De anécdotas maravillosas.
Es una gran Artista Plástica mexicana muy reconocida en el mundo. Recuerdo una vez que me invito a la UNAM, a la Facultad de Medicina, a una conferencia que le pidieron dar, sobre su obra. Asistí gustoso. Al terminar me acerqué a ella para platicar y nos quedamos a escuchar una platica posterior de un ex-líder ferrocarrilero, que dio una platica sobre la extinción de los Ferrocarriles Nacionales que había hecho Ernesto Zedillo. Recuerdo que salimos de la platica amando los Ferrocarriles. Sentimos nostalgia por ello, yo más porque nunca viajé en uno. Salimos a la explanada de Ciudad Universitaria y caminamos por sus pasillos hasta e MUCA para revisar unos detalles de una exposición que le iban a montar, No hace falta decir que en el camino la platica fue maravillosa. Al salir me dice que va a llamar a su casa para pedir su carro. Me ofrezco a llevarla. Ella aceptó gustosa la oferta.
Recuerdo que al llegar a su casa me invitó a pasar para terminar la platica con un par de tequilas. Dudé un momento, pero finalmente acepté. Y efectivamente cerramos esa gran platica con un par de buenos tequilas y limón. Al final me regalo una pintura hecha por ella para mi casa. Ese día regresé a mi oficina con el corazón calentito de la emoción. No sabia por qué y lo descubrí en el camino. Había tenido al oportunidad de “intimar” con un asegurado. Eso nos dio a ambos la oportunidad de conocernos mejor como personas más allá de una relación profesional de cliente-empresa. Ella es una mujer de casi 80 años que me ha enseñado muchas cosas en este asunto de la asesoría verdaderamente PROFESIONAL en Seguros. Ese día aprendí que ésta profesión se trata de personas no de simples pólizas. En ese entonces ya sabía que tenia cáncer. “Voy a darle la mejor lucha”, me dijo.
Tener este tipo de relaciones con nuestros asegurados hace que de repente sus problemas o retos se conviertan en míos. Dicen que no es bueno involucrarse tanto, porque uno de repente puede verse atrapado en “absorber” sus asuntos. No creo que sea así. Lo que creo es que la gente de repente se pone una mascara para no “sentir”. Yo no puedo, y la verdad es que de repente, en esta profesión no es fácil porque hay épocas, como ésta, en las que uno también puede pasarla tan mal emocionalmente como la misma familia. Para mi mis asegurados son mi familia y eso hace que de repente me sucedan cosas como las de hoy. Que me invade una tristeza profunda por enterarme que alguien está perdiendo una guerra contra una enfermedad. Laslagrimas han estado a punto de salir varias veces al escribir esto. Al final del camino siempre he pensado que vale la pena que sea así, porque así lo siento y me nace hacerlo. He intentado verla y no se ha podido. Todos los días pienso en que todo esto tenga un final como ella merece. En paz.
Enfrentar una enfermedad de este calibre es difícil en si misma. Preocuparse de recuperar la salud y además del dinero debe ser muy desgastante. Muchas veces recibí las gracias por haber recomendado esa cobertura que tanto le ayudó a enfrentar ésta situación sin preocuparse además de cuánto iba a costar. Siempre le dije que para eso estaba un Seguro, pero ella insistía que sin mi asesoría podría haber sido muy diferente. Pensándolo bien creo que tenia razón por varias cosas, pero ese es motivo de otra historia que luego les contaré. Hoy deseo que tenga el mejor de los finales digno de una gran persona como es ella. Le mando mis bendiciones y oraciones para que así sea y espero en Dios que el sufrimiento de aquí tenga su recompensa en otro lado. Asi lo espero de verdad. Una mujer como ella lo merece.